El Club de Ginebra advierte que el acuerdo con una firma rusa podría comprometer los recursos del país y dejar a Bolivia con tecnología obsoleta tras 20 años de operación.

El Club de Ginebra, organización suiza integrada por profesionales bolivianos, expresó su preocupación por los recientes contratos firmados para la industrialización del litio mediante una carta enviada a los presidentes de la Cámara de Diputados, Omar Yujra, y de la Cámara de Senadores, Andrónico Rodríguez.

En el documento, advierten que el contrato enviado por el Órgano Ejecutivo a la Asamblea Legislativa para la construcción de una planta de producción de carbonato de litio con tecnología extracción directa de litio (EDL) beneficiaría únicamente a la empresa rusa Uranium One Group.

Según la denuncia, de aprobarse este contrato, se abriría la puerta para firmar de manera automática otros tres acuerdos adicionales: operación y mantenimiento, comercialización y conciliación, sin la necesidad de revisión por parte de la Asamblea. Estos contratos entrarían en vigencia hasta doce meses antes de que concluya el acuerdo principal.

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Litio
Uno de los puntos críticos que observa el club es el contrato de comercialización, que otorgaría a la empresa rusa el derecho preferente de compra del carbonato de litio producido, a precios del mercado internacional, pero con ajustes sujetos a costos y gastos no claramente definidos. 

Además, denuncian que el contrato de conciliación obliga a Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) a reembolsar a Uranium todos los costos y gastos de producción de la planta, clasificados como «costos recuperables».

De esta manera, según el documento, el país asumiría una deuda de al menos $us 976 millones, que deberá ser saldada según los ingresos netos generados por la venta de litio a la empresa rusa.

El Club de Ginebra también alertó que Uranium One tendría control exclusivo por 20 años, ampliables, sobre el yacimiento de litio, la planta de producción y el carbonato de litio a un precio fijado por la propia compañía.

YLB
Al finalizar este período, YLB solo recibiría una planta posiblemente obsoleta y con activos amortizados, sin capacidad técnica para operar o modernizar las instalaciones.

Esta situación genera preocupación sobre la pérdida de soberanía en el manejo de los recursos estratégicos del país y la posibilidad de que Bolivia quede marginada en el desarrollo tecnológico de la industria del litio, un recurso clave para la transición energética global. 

Sin embargo, YLB aseguró en reiteradas ocasiones que el contrato le permite quedarse con el 51% de las operaciones y mantener la soberanía del litio boliviano.



Fuente: La Razón 







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