
Desde hace varios meses, diversas regiones del país sufren interrupciones en el suministro regular de combustibles
En pleno cuarto anillo, entre la zona del octavo anillo y la avenida Virgen de Luján, un equipo de EL DEBER constató la venta irregular de gasolina a granel en botellas plásticas, pese a la presencia de una patrulla policial en las inmediaciones.
En el lugar se pudo observar un improvisado puesto callejero con varias botellas cargadas con gasolina, que se ofrecían a precios que oscilaban entre los Bs 8, Bs 12 e incluso Bs 14 por litro, valores muy por encima del precio oficial subvencionado por el Estado, que se mantiene en Bs 3,74 por litro de gasolina especial.
Esta actividad ocurre bajo la mirada indiferente de las autoridades. A escasos metros del puesto informal, un vehículo policial permanecía estacionado sin intervenir.
Desde hace varios meses, diversas regiones del país sufren interrupciones en el suministro regular de combustibles. Las largas filas en surtidores, especialmente en ciudades del eje como Santa Cruz, La Paz y Cochabamba, se han vuelto una imagen cotidiana.
El Gobierno ha atribuido la escasez a problemas logísticos en la importación y distribución de carburantes, mientras sectores privados y expertos apuntan a una crisis estructural, que incluye: falta de divisas para adquirir combustibles en el exterior, caída en la producción interna de líquidos y una política de subvención que resulta cada vez más insostenible.
Según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del sector hidrocarburífero, Bolivia ya importa más del 70% del diésel que consume y cerca del 60% de la gasolina, cifras que reflejan la creciente dependencia externa. A esto se suma la presión fiscal que genera la subvención estatal, que para este 2025 se calcula superará los $us 1.500 millones.
Fuente: El deber