Bolivia debe comenzar a discutir el tema de los mercados del gas natural con la urgencia que el caso amerita aunque, como dice Mauricio Medinacelli, un experto boliviano en temas de hidrocarburos, el país está en una posición de “tormenta perfecta”. Hace poco, una nota del portal brasilero Valor Económico refería que la pandemia del COVID-19 y el petróleo barato estaban dificultando la apertura del mercado brasileño de gas natural este año; colocando al país en una situación delicada, al menos.

La nota en cuestión y firmada por André Ramallo, recuerda que como parte de su compromiso con Cade, Petrobras asignó a terceros un tercio de la capacidad de Gasbol, aproximadamente 10 millones de metros cúbicos por día (m3 / día). Sin embargo, asegura que, al momento, la convocatoria pública para contratar esta capacidad, abierta por la ANP, ya en medio de la crisis económica, se ha suspendido y afirma que no hay plazo para su reanudación.

Refiere que con la crisis económica actual, es difícil tanto para las industrias como para los distribuidores, definir cuánto gas consumirán y, en consecuencia, cuánto podrían contratar por la capacidad del gasoducto boliviano. “La apertura del mercado del gas comienza a vivir con este nuevo elemento de incertidumbre que no ayuda. Por el lado de la oferta, es lo mismo. El escenario de precios bajos del petróleo terminará afectando los proyectos a largo plazo de las compañías petroleras y, en consecuencia, la curva de crecimiento del suministro de gas al mercado”, dice Ramallo.

“Esto no ayuda al movimiento de apertura. El mercado se abre cuando hay alguien en demanda que firma un contrato con alguien en oferta. Y hoy existen incertidumbres con respecto a la actividad económica que impactan directamente las expectativas de consumo”, dice por su parte y en la misma nota el director ejecutivo de Gas Energy, Rivaldo Moreira Neto aunque agrega que: "No podemos decir si el coronavirus afectará definitivamente la apertura del mercado o solamente el tiempo que dure esta crisis.”

Según Ramallo, para el director de estrategia y mercado de Abegás, Marcelo Mendonça, es difícil imaginar que los distribuidores, pero principalmente los consumidores libres, se aventuren a cerrar contratos en este momento. Señala que la crisis actual implica, para las industrias interesadas en el mercado libre, “importantes riesgos.”

Las relaciones entre Bolivia y Brasil, a partir del gas, eran auspiciosas hasta casi finales del año pasado. Sin embargo, antes de que concluyera abruptamente el Gobierno de Morales, las cosas ya habían comenzado a cambiar para Bolivia pues Brasil desregularizó el mercado del gas determinando que las negociaciones ya no sean entre Estados sino entre privados brasileños y el Estado boliviano; poniendo en duda aspectos relativos a precios, volumen y periodicidad.

Es decir, se estaba hablando de un mercado bilateral que ya no ofrecía a Bolivia la certidumbre de un contrato a largo plazo, precio y volúmenes estables, más allá de la ya típica estacionalidad del mercado brasilero, por efecto de las lluvias que siempre afectó las relaciones de compra y venta de gas natural. La situación actual es aun más complicada que eso pues, como dice Decio Odone, director general de la Agencia Nacional del Petroleo, Gas Natural y Biocombustibles de Brasil (ANP), ahora además existe en este país una “competencia de combustibles”, a partir de la presencia rutilante del GNL.

Coincidentemente, Ramallo dice que el escenario del GNL en Brasil se ha puesto aun más atractivo asegurando que los precios internacionales de este combustible alcanzarán promedios más bajos de lo esperado en 2020 y 2021, en todos los mercados, complejizando aun más la situación de Bolivia como país productor y comercializador de gas natural. Ergo, los precios del gas tendrán, como referencia, los precios del GNL y, aunque en este momento de crisis por la pandemia y de transición política, nadie quiere tomar decisiones, pienso que las respuestas deberían comenzar a ser no solo veloces sino estratégicas.

FUENTE: EL DÍA
AUTORA: VESNA MARINKOVIC