Atienda: Reflexiones críticas sobre la dependencia del gas
La presente nota, elaborada para ENERGÍABolivia, destaca que la configuración de una matriz eléctrica no renovable y dependiente del gas natural en Bolivia es función directa de la perdida de planificación vinculada al proceso de privatización de los años 90.
Asegura que con la privatización, las inversiones en el sector eléctrico pasaron a ser realizadas solamente por capital privado dando prioridad exclusiva a las centrales termoeléctricas en perjuicio de las inversiones en centrales hidroeléctricas.
Nivalde J. de Castro1 (1)
Paola Dorado(2)
Bolivia es un gran exportador de materias primas, principalmente de gas natural. Solamente las exportaciones de este insumo energético representaron el 47% (3) del valor total exportado en 2012 y cerca del 60% de la producción total de Bolivia es exportada al Brasil a través de Gasbol – gasoducto Bolivia – Brasil.
En la estructura del mercado interno de Bolivia el mayor y principal consumidor de gas natural es el sector eléctrico a través de las generadoras termoeléctricas, representando más del 45%4 del consumo interno en los últimos años.
La configuración de una matriz eléctrica no renovable y dependiente del gas natural en Bolivia es función directa de la perdida de planificación vinculada al proceso de privatización de los años 1990. Con la privatización las inversiones en el sector eléctrico pasaron a ser realizadas solamente por capital privado dando prioridad exclusiva a las centrales termoeléctricas en perjuicio de las inversiones en centrales hidroeléctricas que exigen mayor volumen de inversiones y tienen un largo plazo de amortización, pero resultan en costos medios por MW menores que de las centrales térmicas. Como resultado de este proceso, que tuvo como consecuencia la pérdida de la planificación estatal, el gobierno se vio obligado a ofrecer subsidio al precio del gas natural en el sector eléctrico con el fin de mantener el valor medio de las tarifas en niveles bajos debido a la importancia que este bien público – electricidad – tiene para toda la sociedad Boliviana.
De esta forma, debido principalmente al precio administrado del gas natural que pasó a regir el sector eléctrico, se eliminaron las posibilidades para la participación de otras fuentes de generación principalmente la hidroeléctrica, en la cual Bolivia tiene un gran potencial, gracias a la competitividad artificial que ganó la generación térmica.
Desde el punto de vista de la política energética, mantener el subsidio para el gas natural en el sector eléctrico, que además de resultar en un consumo creciente de este insumo energético no renovable, implica que el país deje de ganar recursos monetarios en divisas significativamente mayores por la exportación de este combustible a los mercados internacionales, considerando la gran brecha de precios existente en relación a las ventas al sector eléctrico.
En este marco, el objetivo de este artículo es examinar y procurar demonstrar que Bolivia podría incentivar un cambio en la matriz eléctrica en dirección a la hidroelectricidad y al mismo tiempo ganar muchos más ingresos en divisas por la venta del gas natural excedente en los mercados internacionales, en especial a los mercados carentes de gas natural como Brasil y Argentina.
LA SITUACIÓN ACTUAL
Como resultado de este precio administrado, la brecha entre los precios de exportación y el precio de venta a las generadoras termoeléctricas fue ampliándose alcanzando un valor mayor a 7 US$/MPC para el año 2012, conforme se puede observar en el Gráfico 2, creando así un subsidio al uso del gas natural para la generación de electricidad estimado en aproximadamente US$ 355 millones para el año 2011.
El gas natural tiene un papel fundamental en las exportaciones de Bolivia ya que es el producto más vendido en relación al valor total de las exportaciones. Los principales mercados de exportación son Brasil y Argentina. Sin embargo, la expansión del consumo interno de este combustible también juega un papel importante.
Esta expansión de la producción interna tuvo como principal vector de desarrollo la demanda del Brasil, a partir de la inauguración del gasoducto Bolivia – Brasil. En segundo lugar está la demanda del mercado de Argentina que viene creciendo a tasas elevadas en función de la crisis endémica del sector eléctrico que torna el gas natural de Bolivia muy competitivo y cada vez más estratégico para Argentina. Es esta posibilidad firme de exportación, vinculada a las economías más grandes de los países limítrofes a Bolivia, que explica este rápido y consistente crecimiento de la producción nacional de gas.
Los precios de exportación a estos países son fijados según los contratos suscritos con ENARSA de Argentina y Petrobras de Brasil, que tienen una dependencia directa de los precios internacionales del crudo. En 2012 los precios de exportación de gas natural alcanzaron su valor máximo variando entre 9 y 11 US$/MMBtu5 .
En relación a los precios de este combustible en el mercado interno, hasta el año 2000 se usaba el precio de venta de gas al Brasil como referencia para fijar el precio máximo de venta del combustible para las generadoras termoeléctricas.
Sin embargo, a partir del año 2001 se fija un precio subsidiado como el precio máximo de venta de gas natural para el sector eléctrico de Bolivia en 1,3US$/MPC. En principio, esta medida era transitoria hasta que se determinase una nueva metodología de cálculo para el costo del combustible que reflejase el costo de oportunidad del uso de gas natural en la generación eléctrica6. No obstante este valor sigue vigente hasta hoy en función de la importancia que este subsidio tiene para mantener las tarifas de energía eléctrica en valores bajos y compatibles con el poder adquisitivo del mercado interno.
Como resultado de este precio administrado, la brecha entre los precios de exportación y el precio de venta a las generadoras termoeléctricas fue ampliándose alcanzando un valor mayor a 7 US$/MPC7 para el año 2012, conforme se puede observar en el Gráfico 2, creando así un subsidio al uso del gas natural para la generación de electricidad estimado en aproximadamente US$ 3558 millones para el año 2011.
Las principales consecuencias de este subsidio son:
- (i) tarifas subsidiadas de electricidad al consumidor final encontrándose entre las tarifas más bajas de América del Sur; y,
- (ii) creación de una barrera a la entrada de centrales hidroeléctricas en la matriz boliviana a pesar del gran potencial de generación que tiene Bolivia9 . En este sentido, las dos últimas usinas de generación hidroeléctrica fueron instaladas el año 2002 en el valle del Taquesi en La Paz con una capacidad en conjunto de 89 MW10 .
La actividad de generación de electricidad es en sí misma una activi dad contaminante, no en tanto, la generación hidroeléctrica que es una forma más limpia de generar electricidad a partir de un recurso natural renovable, el agua. Bolivia a pesar de tener un gran potencial hídrico, tiene la mayor parte del parque generador concentrado en termoeléctricas más contaminantes y menos eficientes que se constituyen en la base creciente de la generación de electricidad alcanzando a representar el 67% (11) de generación total para el año 2012 y, de acuerdo con los datos del Gráfico 3, la participación de las hidroeléctricas en la oferta total de energía eléctrica se está reduciendo gradualmente, consecuencia directa de la pérdida de la capacidad de planificación y de los efectos del subsidio al precio del gas natural para la generación térmica
Por otro lado, la falta de incentivos para generación hidroeléctrica se debe principalmente a dos factores:
- i) Casi no existe diferencia entre los costos marginales de las centrales hídricas y las centrales térmicas, de tal forma, que por la metodología de despacho de carga determinado por las subastas diarias, el costo marginal de las centrales térmicas, por causa del precio subsidiado del gas natural, tiene prioridad por el orden de mérito; y,
- ii) No existen contratos de largo plazo que permitan garantizar un retorno sobre la inversión, siendo que las centrales hidroeléctricas requieren de inversiones de amortización a largo plazo, generalmente 30 años.
Estos dos factores, sumados a la pérdida de la capacidad de planificación del Estado, llevaron a que los proyectos de centrales hidroeléctricas en Bolivia no sean atractivos ni sean financieramente viables, conforme lo señalado por ALIAGA & ZAMORA. (2012) 12
ALTERNATIVA PARA LA POLÍTICA ELÉCTRICA.
Para revertir esta situación paradójica es necesario disminuir el consumo de gas natural del sector eléctrico para garantizar la apropiación del costo de oportunidad materializado en más divisas estratégicas para el desarrollo económico y social; y, al mismo tiempo, incentivar la inversión en generación hidroeléctrica en el país, lo que requerirá quitar gradualmente el subsidio al gas natural para el sector eléctrico. Esta segunda propuesta podría implicar un significativo aumento de las tarifas de este servicio en el corto plazo.
Esta es la paradoja del sector eléctrico en Bolivia y la solución económica del problema pasa por una evaluación del costo – beneficio de una ecuación relativamente compleja:
- i) Invertir en centrales hidroeléctricas para sustituir el uso del gas natural por las centrales térmicas;
- ii) Exportar el gas excedente – derivado de la sustitución por centrales hidroeléctricas – para los mercados dinámicos de energía que son Brasil13 y Argentina;
- iii) Reducir gradualmente el subsidio al gas natural, transfiriendo este valor para pagos del Tesoro General de la Nación, usando los recursos obtenidos y derivados de la mayor exportación de gas natural; y
- iv) Alterar la matriz eléctrica de Bolivia, convergiendo a una matriz hidro-térmica, donde las centrales térmicas pasen a ocupar y tener la función de complementar a las centrales hidroeléctricas. Esta complementación estará determinada por los períodos húmedos y secos del régimen hidrológico, ya que las centrales hidroeléctricas no tienen grandes represas y, en consecuencia, tienen baja capacidad de regulación.
Para tanto, necesariamente, el sector eléctrico precisa ampliar y reforzar rápidamente la capacidad de planificación sectorial teniendo en cuenta el objetivo mayor de revertir en los próximos años el perfil de la matriz eléctrica de Bolivia. Este objetivo está claramente reflejado en el plan del gobierno Boliviano – Agenda Patriótica - para aumentar considerablemente la generación eléctrica en el país en base a proyectos hidroeléctricos que deberán ser ejecutados hasta el 2025 14. En realidad este será el gran desafío de la política energética: utilizar de forma racional y eficiente desde el punto de vista eléctrico – energético, económico y ambiental el potencial hidroeléctrico.
No existen contratos de largo plazo que permitan garantizar un retorno sobre la inversión, siendo que las centrales hidroeléctricas requieren de inversiones de amortización a largo plazo, generalmente 30 años.
Estos dos factores, sumados a la pérdida de la capacidad de planificación del Estado, llevaron a que los proyectos de centrales hidroeléctricas en Bolivia no sean atractivos ni sean financieramente viables, conforme lo señalado por ALIAGA & ZAMORA. (2012)
CONCLUSIÓN
La actividad de generación de electricidad es en sí misma una actividad contaminante, no en tanto, la generación hidroeléctrica es una forma más limpia de generar electricidad a partir de un recurso natural renovable, el agua. Bolivia a pesar de tener un gran potencial hídrico, tiene la mayor parte del parque generador concentrado en termoeléctricas más contaminantes y menos eficientes que se constituyen en la base creciente de la generación de electricidad alcanzando a representar el 67% de generación total para el año 2012 y, de acuerdo con los datos del Gráfico 3, la participación de las hidroeléctricas en la oferta total de energía eléctrica se está reduciendo gradualmente, consecuencia directa de la pérdida de la capacidad de planificación y de los efectos del subsidio al precio del gas natural para la generación térmica.
La decisión de aplicar subsidio al gas natural que rige hoy en el sector eléctrico fue tomada en función de la ineficiencia del modelo neoliberal. La aplicación de este modelo, al reducir drásticamente la presencia del Estado en la política energética y en la planificación del sector eléctrico de Bolivia a partir de los años 1990, dio como resultado la priorización de inversiones privadas casi exclusivamente en centrales térmicas. Dado que la energía termoeléctrica es más cara los gobiernos se vieron obligados a adoptar políticas de subsidio con el objetivo de evitar que el costo de la energía eléctrica se transformase en un factor de restricción para el desarrollo económico y social del país. La contradicción generada por las políticas neoliberales es que Bolivia tiene un gran potencial hídrico que dejó de ser explotado, priorizando la explotación y consumo de un insumo energético no renovable en el sector eléctrico.
Además, por la brecha existente entre el precio del gas para el sector eléctrico y el precio de exportación, Bolivia pierde recursos que podrían ser aprovechados en diferentes sectores a favor del desarrollo económico y social del país.
En este sentido, la política y planificación del sector eléctrico debe priorizar el cambio en la matriz eléctrica de Bolivia dando mayor participación a la generación hidroeléctrica, pudiendo de esta forma exportar el excedente de gas natural tanto al Brasil como a la Argentina generando mayores ingresos por este concepto, que posteriormente pueden ser invertidos en el propio sector eléctrico, además de colocar a Bolivia en el sendero de los países con una matriz eléctrica renovable y más limpia.