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BOLIVIA: La crisis energética se ha profundizado


Para ello recomienda impulsar la inversión, particularmente en infraestructura de transmisión y distribución, así como aumentar la eficiencia en todos los sectores productivos y los edificios, y asegurar el acceso universal a los servicios energéticos, en América Latina y el Caribe.

 

EDICIÓN 135 | 2024

ENERGÍABolivia (*)

 

La CEPAL impulsa con fuerza una transición energética para América Latina y el Caribe que contribuye de forma sustancial a la Agenda 2030 y a la consecución de los ODS, con especial énfasis en las tres metas principales del ODS 7, sostiene la investigación denominada Panorama de los recursos naturales en América Latina y el Caribe, 2023.



“…la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles e, idealmente, la fijación de impuestos sobre las emisiones de carbono desincentivarían el uso de esos combustibles…”



Asegura en esta línea, que la transición implica un cambio profundo que universaliza el acceso a los servicios energéticos, aumenta la electrificación y atiende a la necesidad de descarbonizar incorporando fuentes renovables en un nuevo sistema energético sostenible, justo, eficiente, más seguro y resiliente frente a los choques externos.

 

TRANSFORMACIÓN MEDIANTE POLÍTICAS PÚBLICAS

 

“La transición energética es un proceso en que el sistema energético se transforma de forma sostenible mediante la aplicación de políticas públicas innovadoras, la adaptación de las instituciones, y la generación e implementación de nuevas regulaciones que permitan incrementar la inversión en energías renovables, así como la infraestructura y las industrias relacionadas”, destaca

 

Agrega que de ese modo se puede acelerar la adaptación de tecnologías basadas en energías renovables y aumentar la eficiencia de todos los sectores productivos y del sector residencial y de las edificaciones. Simultáneamente, dice, y dado que los recursos naturales están disponibles en toda la región, se puede aumentar la seguridad energética mediante la complementariedad e integración energética, y se puede disminuir la vulnerabilidad energética frente a los choques externos.

 

ECOSISTEMA NUTRITIVO

 

Asegura que es necesario construir un ecosistema nutritivo en el que haya mejor gobernanza e institucionalidad, así como marcos regulatorios articulados, para impulsar la inversión necesaria y destrabar su financiamiento, acelerando así las trayectorias nacionales de transición energética en todos los países de la región.

 

Remarca que el uso de fuentes de energía renovable ha atravesado un período de gran expansión a escala mundial, tanto en lo que atañe a la capacidad instalada como en lo que respecta a la energía producida, y que lo mismo ha ocurrido en la región en cuanto a la prevalencia de la biomasa y la energía solar y eólica, añadiendo que los costos de la electricidad producida a partir de la energía solar fotovoltaica y la eólica ya compiten plenamente con los de la electricidad de origen fósil en la región, y esos costos continúan decreciendo al igual que el de las baterías.

 

GOBERNANZA EFICAZ

 

No obstante, reconoce que la fuerte reducción de los costos de las tecnologías renovables y del almacenamiento no será suficiente si no se cuenta con una gobernanza eficaz, marcos regulatorios modernos y una planificación energética nacional de largo plazo que mejoren la calidad del servicio de energía eléctrica y aumenten la seguridad energética ante los choques externos.

 

En criterio de la CEPAL la integración energética produce múltiples beneficios en lo que respecta a la seguridad energética, al ahorro en materia de inversiones y a la mayor eficiencia en materia de infraestructura, haciendo notar que las redes de gasoductos que conectan a distintos países tienen mayor densidad en América del Sur y se pueden reconvertir para transportar hidrógeno verde a un costo mucho menor que el de construir gasoductos nuevos.

 

Las estimaciones de la CEPAL muestran que, si se invierte el equivalente al 1,3% del PIB durante diez años (811.000 millones de dólares), se lograría alcanzar una matriz de generación eléctrica altamente renovable, se avanzaría en la universalización del acceso a la electricidad, se crearían 7 millones de empleos verdes y se reducirían un 31,5% las emisiones de GEI. “Dependiendo de la estructura productiva, la matriz energética, la tecnología y los costos relativos locales de la energía solar fotovoltaica, la eólica y la de biomasa, en algunos países se necesitará una inversión mayor o menor que el monto promedio ponderado regional”, destaca.

 

En los últimos años, las energías renovables solar, eólica y de baterías ingresaron en los mercados energéticos de la región y se consolidan en ellos demostrando que son competitivas y rentables respecto a los combustibles fósiles. La siguiente etapa es mantener la calidad, la integridad y la seguridad operativa con nuevos y mejores sistemas de almacenamiento, así como avanzar en nuevos desarrollos, como el hidrógeno verde, que ya se produce en proyectos piloto y demostrativos.

 

ELIMINACIÓN DE SUBSIDIOS DESINCENTIVARÍAN LOS FÓSILES

 

Considera que la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles e, idealmente, la fijación de impuestos sobre las emisiones de carbono desincentivarían el uso de esos combustibles, lo que sumado al notable abaratamiento de la electricidad basada en energías renovables crearía condiciones de mercado muy competitivas para las energías limpias y su almacenamiento, incluido el hidrógeno verde.

 

Afirma que, en este marco, es esencial contar con mecanismos de financiamiento que reduzcan los riesgos de los inversionistas, y mejorar las capacidades para formular proyectos bancables y escalables, en un entorno financiero competitivo y dinámico para el sector.

 

Finalmente, acota que para acelerar las transiciones energéticas nacionales, la CEPAL propone que en los países se apliquen políticas públicas, como las siguientes: impulsar la inversión, particularmente en infraestructura de transmisión y distribución, aumentar la renovabilidad de la matriz energética, aumentar la eficiencia en todos los sectores productivos y los edificios, y asegurar el acceso universal a los servicios energéticos.

 

“La transición energética es un motor de recuperación económica transformador que rediseña los estilos de desarrollo en los países de América Latina y el Caribe promoviendo las cadenas de valor de las energías renovables y de las nuevas industrias asociadas, generando más valor agregado y reteniéndolo a nivel local, y creando empleos verdes”, precisa.

 

Concluye señalando que dado el carácter completamente transversal de la energía como motor de la necesaria transformación productiva de los países de América Latina y el Caribe, es clave que en las políticas y los planes destinados a desarrollar la energía renovable se incorpore progresivamente toda la cadena de valor de los productos y servicios de energía renovable y eficiencia energética, y que esos procesos se articulen con las políticas industriales, productivas y sociales.

 

“…es esencial contar con mecanismos de financiamiento que reduzcan los riesgos de los inversionistas, y mejorar las capacidades para formular proyectos bancables y escalables…”

 


(*) Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Panorama de los recursos naturales en América Latina y el Caribe, 2023 (LC/PUB.2024/4), Santiago, 2024.

 

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